Las plantas medicinales, como todos los medicamentos (recordemos que la mayoría de estos proceden originalmente de su extractos), pueden ser peligrosas si se toman en cantidades abusivas, mezcladas inadecuadamente o desconociendo sus componentes esenciales y posibles interacciones.
La creatividad de las plantas a la hora de sintetizar sustancias químicas no tiene parangón. Con ellas disuelven la roca para que se abran paso sus raíces, atraen a los animales que les interesan, repelen a otros, destruyen parásitos o transforman en materia la energía lumínica. De la misma forma que algunas plantas producen alergias, otras contienen principios activos potencialmente tóxicos, que obligan a consumirlas contando con una información contrastada sobre sus efectos al igual que pasa con los medicamentos.
DOS VÍAS DE ACCIÓN
Las intoxicaciones con plantas se producen por varias causas, por lo que se deben extremar las precauciones:
1. Ambientales. Por