LA CIENCIA DEL AUTOCONOCIMIENTO
Mientras tus ojos recorren las palabras de esta página, es probable que no solo estés leyendo, sino que también pienses en ti mismo a la vez que lees. ¿Son claras las palabras? ¿Puedes concentrarte? ¿Tienes tiempo para leer este artículo ahora o te sientes apurado?
Los psicólogos tienen un término para este tipo de conciencia: metacognición. Literalmente, es la capacidad de pensar sobre nuestro propio pensamiento, una característica que define al ser humano. Sin embargo, a menudo, pasamos por alto el poder que tiene en la configuración de nuestras vidas. La importancia de una buena autoconciencia puede parecer menos obvia que, por ejemplo, la capacidad de hacer cálculos matemáticos o de recordar hechos. Para la mayoría de nosotros, la metacognición es como el director de una orquesta, que de vez en cuando interviene para empujar a los músicos en la dirección correcta –o equivocada–.
Hoy, investigaciones como las que llevamos a cabo en mi laboratorio arrojan luz sobre el poder de la mente reflexiva. Hemos encontrado formas de medirla y observarla en acción con escáneres cerebrales. Lo que hemos descubierto ya está sugiriendo un replanteamiento de nuestra comprensión de enfermedades como la demencia, aunque tiene implicaciones para todos nosotros. Potenciar la autoconciencia puede mejorar nuestras decisiones, abrirnos los ojos ante las noticias falsas y ayudarnos a pensar con claridad bajo presión. Al igual que un buen director de orquesta puede marcar la diferencia entre un ensayo rutinario y una actuación de primera línea, la sutil influencia de la metacognición puede marcar la línea entre el fracaso y el éxito en muchos aspectos de la vida.
podemos reflexionar sobre lo bien que conocemos el material o si necesitamos ahondar
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