DESABASTECIMIENTO ¡FALTA DE TODO!
n los últimos ciento cincuenta años y, sobre todo, desde el final de la Segunda Guerra Mundial, los períodos de prosperidad y recesión cada vez están más sincronizados. La integración comercial ha obrado un milagro de prosperidad compartida, y también ha puesto en común las principales contracciones económicas. Era cuestión de tiempo que terminásemos compartiendo, también, una crisis de suministro. Ahora los alimentos, la energía y otros bienes de primera necesidad han catapultado sus precios, y eso ha provocado que se recorten drásticamente las cifras de crecimiento en países como España. Las empresas tienen que hacer frente a una subida de los costes tan repentina y fabulosa que, muchas veces, no pueden trasladarla inmediatamente a los consumidores. Además, cuando por fin empiezan a trasladársela, estos tienden a em- pobrecerse (y, con ellos, la economía entera) y a acaparar los bienes, lo que aumenta la demanda
Estás leyendo una previsualización, suscríbete para leer más.
Comienza tus 30 días gratuitos