LA PARADOJA DE LOS AGUJEROS NEGROS
Cuando vemos un vídeo de una escena al revés nos hace gracia porque nos resulta absurda. Podemos distinguir fácilmente el pasado del futuro, y solo vemos procesos que parecen ir de uno a otro. Sin embargo, este hecho evidente de nuestra existencia –lo que llamamos la flecha del tiempo– para los físicos es un misterio. Las leyes físicas que sustentan el mundo cotidiano son simétricas en el tiempo. Son reversibles, funcionan igual de bien hacia atrás que hacia delante.
Pero el interior de los agujeros negros nos ofrece una nueva perspectiva sobre este asunto. Hace casi medio siglo, Stephen Hawking hizo un sorprendente descubrimiento sobre estos monstruos, convocados a la existencia por la relatividad general, la teoría de la gravedad de Albert Einstein. Su hallazgo implicaba que los agujeros negros rompen la simetría temporal fundamental de la física, al destruir la información e impedir, incluso teóricamente, la inversión de una secuencia de acontecimientos desde el futuro hacia el pasado. Esto, que se conoce como la paradoja de la información de los agujeros negros, pone de manifiesto una profunda desconexión entre la relatividad general y otro gran pilar de la física moderna, la teoría cuántica. Es más, se interpone en el camino de un sueño largamente acariciado: una teoría que una ambas.
Recientemente, se ha afirmado que la paradoja está cerca de resolverse. Personalmente, no estoy tan seguro. Pero los vaivenes en esta ya larga historia siempre han deparado sorpresas, con posibles enormes consecuencias en nuestra búsqueda de una mejor comprensión del funcionamiento del mundo en su
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