Vestían de riguroso blanco, llevaban una vida ascética en comunidades aisladas en el desierto y estaban obsesionados con la pureza ritual. Son los esenios, considerados una de las cuatro principales corrientes (junto a fariseos, saduceos y zelotes) en las que se diversificaba el judaísmo en el siglo I. A diferencia de las otras facciones religiosas, de los esenios nada se dice en los Evangelios que relatan la vida de Jesús. Esta omisión, que parece deliberada, ha llevado a especular con una posible influencia de las doctrinas esenias en los orígenes del cristianismo, que habría sido ocultada por la Iglesia. A raíz de la noticia del descubrimiento de los famosos Manuscritos del Qumrán en 1947, la teoría de que los esenios fueron depositarios de conocimientos secretos que podría desestabilizar los propios cimientos del cristianismo ha generado una repercusión mediática solo equiparable al del Código Da Vinci. ¿Qué misterios envuelve a esta misteriosa secta, cuyos miembros prefirieron vivir aisladamente en mitad del desierto? ¿Cuáles son los secretos que se ocultan en torno a los rollos del Qumrán? ¿Fue Jesús de Nazaret iniciado en la secta de los esenios?
VIDA COTIDIANA DE LOS ESENIOS
Quien más detalles nos aporta sobre la vida cotidiana de los esenios es el historiador judío (37-100) –que, apresado tras la gran revuelta judía, adquiriría la ciudadanía romana–, quien asegura haber ingresado durante un tiempo en una de sus comunidades. Aunque los historiadores consideran que el testimonio de Josefo puede ser exagerado –y que más que un miembro de pleno derecho simplemente se aproximó a este movimiento sin terminar el noviciado previo al ingreso–, lo cierto es que es una de las crónicas que más información nos facilita acerca del riguroso sistema normativo que