MIND FULNESS
En plena era digital, un pasatiempo inesperado arrasa en las grandes ciudades. Se trata de la alfarería, también llamada el nuevo yoga, una práctica que, al igual que el resto de tareas manuales, resulta Una idea en la que también hace hincapié Florencia Lustig, encargada de Táctil la nueva escuela de cerámica que acaba de abrir sus puertas en el madrileño barrio de Chamberí. «Engancha mucho porque estás trabajando con las manos llenas de barro, totalmente centrada en una sola cosa: el objeto que estás creando», asegura Lustig. En sus clases, de dos horas de duración, se aprende todo el proceso cerámico completo: torno o modelado, esmaltado y horneado. Los beneficios, asegura, se experimentan desde el primer día. «Intentar levantar una pieza y que algo salga mal ayuda al desapego y refuerza la idea de que en cerámica el proceso es tan importante –o más– como el producto», afirma. Para los más pequeños, «todo esto constituye una excelente manera de aprender a gestionar la frustración», expone la psicóloga. Para los mayores, «disminuye el riesgo de deterioro cognitivo, estimula la coordinación y trabaja la psicomotricidad fina», señala. Apta para todos los públicos y todas las edades, la actividad en general es perfecta para expandir nuestra creatividad e imaginación, soltar las tensiones acumuladas, conectar con nosotros mismos y volver a las raíces. Un auténtico por la artesanía que no ha hecho más que comenzar.
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