Be happy
«Siempre quiero crear, hacer cosas o dibujar». Billie Eilish.
Sonríe. Esta palabra preside la portada de este número con la intención de contagiarte una corriente de positividad que te acompañe durante el mes de noviembre. Vamos, anímate y busca activamente las la que Duchenne de Boulogne definió hace siglos como la de verdad, la más espontánea, la que transmite alegría. Cierra los ojos y haz tuyo el gesto del Smiley de finales de los 90, ese que Harvey Ball logró convertir en un icono capaz de sobrevivir hasta nuestros días. Aún hoy, ese divertido círculo amarillo protagoniza algunos de los vídeos de la estética Y2K–basada en la moda y el optimismo de principios del 2000–que la Generación Z ha integrado en sus códigos. Resulta curioso que este grupo demográfico, nacido en la era digital y que representa ya casi un tercio de la población mundial, tome como inspiración el cambio de milenio, una época en la que internet aún estaba en pañales y donde no había tantos problemas para desconectar. Porque, aunque el lenguaje de la se expanda globalmente a través de las redes, la realidad es que se cuece más que nunca en casa. Según a firman los supergurús de compañías como y los nacidos entre 1990 y principios del 2010 invierten gran parte de su tiempo y su creatividad en hacer manualidades, decorar su habitación con técnicas de cocinar bizcochos montarse el en su propio baño y ensalzar la naturaleza–ojo a la tendencia del en sus dormitorios y agendas. Parece que detrás de tanto ruido, la gente joven lo tiene muy claro. Será un efecto rebote, pero triunfa la vida más sencilla. Menos mal que alguien se ha dado cuenta de que para sonreír no hacía falta tanto y que después de todo, la felicidad era esto.
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