UN ÉPICO LEGADO
esde 1884, la casa joyera Bvlgari ha estado en el lugar preciso en el momento adecuado, nunca lejos de la acción. Durante el siglo XX, ese lugar era 10 Via dei Condotti en Roma, donde como Barbara Hutton se adentraron por vez primera en la década de 1930, acerca de las maravillas encontradas en los talleres de la marca romana. A finales de los 50 y principios de los 60, cuando la Italia de la posguerra seguía tambaléandose, los productores de Hollywood guiaron a las celebridades obsesionadas por las joyas Audrey Hepburn, Ava Gardner, Sophia Loren e Ingrid Bergman hacia las escaleras de mármol de Bvlgari. Los romanos tenían una frase para esto: o la fortuna favorece al que se arriesga. En 1972, la tercera generación de la familia, encabezada por Nicola Bvlgari, decidió abrir por vez primera una en Nueva York, la primera a nivel internacional de la marca y demostró que aquella frase romana era cierta. Pero antes de esto, la obsesión por la audacia y colores vibrantes de sus piezas imperaba entre estrellas, como Elizabeth Taylor. “La única palabra que Liz se sabe en italiano es Bvlgari”, bromeaba su entonces marido Richard Burton. La actriz de ojos enigmáticos poseía una de las colecciones privadas más impactantes de la firma, que ahora se puede apreciar dentro de la colección Heritage. Editoras como Diana Vreeland, fanática de la colección Serpenti, y artistas como And y Warhol cayeron rendidos ante las impactantes joyas, porque realmente sus diseños no tenían igual, quitaban el aliento. Cuando el legendario fotógrafo Richard Avedon capturó imágenes de Cher usando la colección de joyas inspirada en las estrellas americanas, se reafirmó la visión del de mezclarlo todo. La marca revolucionó la alta joyería con el de diamantes amarillos y esmeraldas con citrinas y ojos de tigre. Así de visionaria ha sido a lo largo de su historia, pero siempre mantenién dose firme a sus raíces, a su que le permite seguir reinventándose, y al mismo tiempo, ser fiel a su ADN que se sustenta en la elegancia, en lo arriesgado, lo inesperado y sobre todo, la grandeza.
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