GIORGIO MORANDI DESVELANDO LA VIDA SECRETA DE LOS OBJETOS
Sep 22, 2021
4 minutos
ANA ECHEVERRÍA ARÍSTEGUI
PERIODISTA
ada como las flores para hablar de la fugacidad implacable del tiempo. Su belleza nos fascina porque sabemos que se marchita ante nuestros ojos. Giorgio Morandi (Bolonia, 1890-1964) adoraba las flores. Recogía ramos silvestres. Cultivaba rosales en Grizzana, donde tenía su casa de campo. Las plantaba en macetas que sus hermanas, con quienes vivió toda su vida, alineaban bajo el hueco de la escalera de su casa, para resguardarlas del rigor del invierno boloñés. Pero, sobre todo, las pintaba. Cortaba las rosas sin tallo, justo por debajo del cáliz, y las apiñaba con delicadeza sobre un jarrón solitario. También recurría a flores secas o incluso artificiales,
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