MARY SHELLEY LA REINA DEL TERROR
DESDE SU PROPIO NACIMIENTO, LA HISTORIA DE MARY SHELLEY SERÍA LA DE UNA PERSONA OBLI-GADA A ACEPTAR EL DRAMA VITAL. La habitación en la que llegó al mundo, el 30 de agosto de 1797, era todo menos un lugar de felicidad. Su madre, Mary Wollstone craft, no se encontraba bien, pero confiaba en que en aquella ocasión, la segunda que traía un bebé al mundo, iría tan bien como la primera. Ese mismo día escribió: “No tengo ninguna duda de que veré a la criatura hoy mismo”. Mary cumplió su sueño. Pero fue un sueño efímero. Fallecía a los pocos días tras una fiebre puerperal, dejando a su esposo desolado con una niña pequeña que no conocería nunca a su madre. Aunque su memoria estaría siempre muy presente en su vida.
LA MUERTE DE MAMÁ
La muerte de Mary Wollstonecraft dejaba una familia rota. Su marido, William Godwin, debía hacerse cargo de Fanny, la hija que Mary había tenido con un amante americano que las abandonó sin miramientos, y ahora aquel bebé al que bautizaría con el mismo nombre que su amada esposa.
Mary Wollstonecraft Godwin pasó buena parte de su infancia jugando alrededor de la tumba de su madre, en el cementerio de Saint Pancras. Allí acudía junto a su hermanastra, en un intento inocente de estar cerca de ella. La pequeña Mary aprendió a leer resiguiendo las letras grabadas en la lápida de su madre. Algo que inevitablemente marcaría la historia de aquellas dos niñas, que únicamente podían recordar a su madre por aquella fría lápida y el impresionante retrato que su padre colgó sobre la chimenea de casa. Una imagen inmortal creada por el pintor británico John Opie el mismo año de la muerte de Mary.
Para aquella niña huérfana, su madre también la acompañaría en sus primeros acercamientos al mundo de la literatura. Educada en casa, bajo la supervisión de su erudito padre, entre las primeras lecturas de Mary se encontraba la obra póstuma de su madre, Relatos originales de la vida real, único libro de literatura infantil que escribió a lo largo de su prolija carrera.
William Godwin vivió aquellos primeros años de viudedad volcándose en sus dos hijas (a Fanny también la consideraría como tal, sobre todo en los primeros meses en los que vio que la pequeña Mary podría no sobrevivir). Recibió la ayuda de sus sirvientes y algunas de las amigas de su difunta esposa, que acudían siempre que podían a cuidar de las pequeñas. En como su segunda esposa. Mary Jane tenía dos hijos, , ocho meses más pequeña que Mary, y , de cinco años.
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