Francia capital Madrid
Existen un par de fotografías de Kylian Mbappé que circulan cada cierto tiempo por las redes sociales. En una, un jovencísimo (más aún) Mbappé está sentado en la cama de su habitación: pantalones vaqueros, sudadera verde lima y las paredes cubiertas con pósteres de Cristiano Ronaldo jugando con el Real Madrid. En la otra, aparece de nuevo junto a Cristiano, esta vez de carne y hueso, vestido con un chándal del equipo merengue y saludando a cámara junto al astro portugués. Era 2012 y Mbappé estaba entrenando con el club blanco, uno de los que le invitaron a conocer sus instalaciones y agasajarle a él y a su familia (luego hablaremos de ello).
Eso había sido, hasta agosto de este año, lo más cerca que había estado Kylian Mbappé del Real Madrid. Y no es poco. Sabida ha sido siempre la predilección de la estrella francesa por el Madrid, y no menos conocido ha sido el interés del club blanco en llamarle a filas en los últimos cuatro años. Es, sin duda, el fichaje que más se le ha resistido a Florentino Pérez desde que preside el club, al que ha tenido que dedicar más tiempo, paciencia y, por supuesto, dinero, en un afán irremediable por poder gritar de nuevo a los cuatro vientos que en el Real Madrid juegan los mejores futbolistas del planeta. Sin petrodólares o multimillonarios por detrás ofreciendo cheques en blanco. Aquí se ofrece el escudo, ni más ni menos.
Ya en 2017 estuvo cerca, cuando Mbappé abandonó el AS Mónaco para fichar por el PSG por 180 millones de euros. Luego, cada verano, con más o menos intensidad, se ha ido avivando el fuego de la esperanza de los seguidores madridistas, pero ha sido este año, precisamente este, con los clubes ahogados por la crisis económica derivada de la pandemia, cuando el planeta fútbol se ha preparado
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