BIENVENIDOS A HAPPYLAND
En 1972 ocurrió algo crucial en la historia contemporánea de la felicidad. Aquel año llegó al trono de Bután Jigme Singye Wangchuck, quien con 18 años se convertía en el monarca más joven del mundo. En su discurso de coronación acuñaría el concepto de Felicidad Interior Bruta y le otorgaría un rango en su gestión de mayor importancia que el criterio de Producto Interior Bruto que hasta la fecha, y aún hoy, se sigue utilizando para medir el grado de bienestar de las naciones a partir de su desarrollo económico. Bután, imbuida de su cultura y filosofía budista, se convertía así en la primera nación que oficialmente priorizaría dentro de su gestión la felicidad de sus habitantes.
Con el tiempo, el ejemplo del país más feliz de Asia se convertiría en la fuente de inspiración de Naciones Unidas a la hora de impulsar proyectos internacionales encaminados a promover políticas públicas con la felicidad de los ciudadanos como
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