Hidalgo, la entidad más vulnerable Huachicol, una lucha interminable
Tiene apenas 19 años y tiene atrofiado el olfato; el combustóleo le quemó las fosas nasales, comentan sus amigos. El joven piquetero se ríe. Dice que uno de los síntomas del covid-19 es la pérdida de olfato.
“¿Has olido la gasolina carburar en un vocho viejo? –pregunta–. Esa mezcla entre el humo del escape y el tufo del crudo que se escabulle del tanque. Es lo mismo que estar a pie de ducto, pero mucho más fuerte, como si en lugar de vocho fuera un tractor o varios. Los poros de la nariz arden, luego queman; es como inhalar lumbre”.
Lleva tres años perforando ductos con el , una herramienta hechiza con la que suele abrir la válvula de Pemex para que no haga chispa. A su mirada vidriosa la acompaña una carcajada que, de no ser por un sucio cubrebocas, dejaría ver su maltratada dentadura de la que sólo queda un hilo blanco
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