ENTRE DOS MUNDOS
“HABÍA CIENTOS DE ELLOS. EL ÚNICO SONIDO ERA EL TAÑIDO DE LAS CAMPANAS –RECUERDA EVO DANCHEV–. ERA TAN SILVESTRE Y PRIMITIVO”. UNA MULTITUD BULLICIOSA CON MÁSCARAS ATERRADORAS SALTABA, BAILABA Y AGITABA LOS BRAZOS
mientras las campanas repicaban e interrumpían el ritmo habitual de la vida. Tuvo lugar justo a la sombra de la capital Sofía, en la ciudad de Pernik, que en enero acoge una de las celebraciones con máscaras más magnificentes de Europa, la Surova, declarada patrimonio cultural por la UNESCO. La tradición de las mascaradas se encuentra muy arraigada en Bulgaria y en otros lugares de Europa donde se celebran festivales de invierno similares: el Užgavėnės en Lituania, el Mazopust en República Checa, el Busójárás en Hungría y el Capra en Rumania, cada uno con su aura, trajes y rituales distintivos.
Los artistas enmascarados en Bulgaria pueden tener diferentes personajes y nombres, pero en su mayoría son conocidos como . Ellos asombran y divierten a los transeúntes, aunque la tradición también es apreciada y valorada por los propios artistas, ya que preservan un rito pagano. Celebrada en las tradicionales mascaradas de las aldeas y
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