CULPAN A ENFERMERA DE LA MUERTE DE CHUCHO ARROYO; SU HIJO MENOR LA DEMANDÓ PENALMENTE
Pablo Montero hace berrinche entripado porque el amante de su exesposa, Carolina Van Wielink, pone su trasero en el comedor que compró cuando estaban casa dos. El cantante justifica su disgusto argumentando que las sillas son para que se sienten sus hijitas y no el “sancho”. Son vecinos en Cancún, y Pablo no tiene restricción para entrar a la que fue su casa. El divorcio significa eso, la separación del vínculo del matrimonio y ambos quedan libres para hacer lo que les plazca. Y ni modo que Carolina, joven y hermosa, se vaya a recluir a un convento.
SE TRANSFORMA EN EL DR. HYDE
Ni hablar, Oscarito Hernández (verdadero nombre del coahuilense), no te tortures, “lo que pasó, pasó, y seguirá pasando”. Pablo no es ninguna perita en dulce. Tiene un carácter bipolar, y cuando
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