LA CIENCIA DE GANAR UNA MEDALLA
Brenda Galilea Gutiérrez, seleccionada nacional de canotaje en México, tiene su rutina de entrenamiento estructurada a la perfección: se levanta a las seis de la mañana y comienza a entrenar a las siete. Después de unas horas desayuna, toma un pequeño descanso y vuelve a entrenar hasta que llega la hora de la comida; realiza un entrenamiento final por la tarde. Ella, como el resto de los atletas olímpicos de alto rendimiento del mundo, sabe que una medalla requiere de enorme esfuerzo, sacrificio y compromiso. Sin embargo, el entrenamiento constante y el trabajo duro no son los únicos factores que llevan a una medalla o trofeo, pues existe otro elemento igual de importante detrás de cada victoria: la ciencia.
La ciencia es, y siempre ha sido, una parte fundamental del deporte. Está presente en las mediciones de fuerza, distancia y velocidad, en el desarrollo de nuevas técnicas deportivas, en la medicina necesaria para proteger a los atletas y en el diseño de rutinas de entrenamiento e instalaciones apropiadas para las pruebas deportivas, por mencionar apenas algunos ejemplos.
Sin embargo, con los años ha ido ganando importancia al punto de que, en la actualidad, se ha convertido en un factor que muchas veces determina la victoria o la derrota. Por ello, conforme nos aproximamos a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, “los más innovadores de la historia” de acuerdo con el Comité Organizador, resulta imposible no reflexionar sobre la historia de la innovación científica deportiva y preguntarnos cómo influirá en los nuevos récords y victorias. Una cosa es segura: sin importar el resultado, los atletas contemporáneos se comportarán como superhumanos en comparación con quienes participaron en las primeras olimpiadas de la era moderna en 1896… y esto no es casual.
Existen cientos más rápido, más alto, más fuerte; y los atletas han cumplido con ese lema”, considera el periodista David Epstein en una Ted Talk titulada (¿En verdad los atletas se están volviendo más rápidos, mejores y fuertes?). ¿Qué está pasando? ¿En realidad los atletas modernos son humanos más evolucionados? No, realmente no.
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