CARTA EDITORIAL
emos vuelto, en , a nuestras queridas oficinas, y eso ha implicado una serie de reencuentros increíbles. También nos ha traído la reflexión de que con actitud comparte, en exclusiva, con nosotros una reflexión a propósito de los desequilibrios mentales (Pág. 98). Es necesario trabajar con nuestra mente y emociones para restablecer el equilibrio propio y el de los que más amamos. Hoy, más que preocuparnos por el bicho, tenemos que ocuparnos por sanar mentes y corazones de los niños y adolescentes que estuvieron encerrados más de un año, de nuestros viejitos que han permanecido aislados y el de nosotras, mujeres que dirigimos familias y que necesitamos respirar oxígeno nuevo antes de ponerle la mascarilla a los demás.
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