¿ ESPERANZA O CHASCO? HIDRÓ GENO
Si el hidrógeno es el futuro, lo ha sido durante bastante tiempo. En su novela de 1875 La isla misteriosa, Julio Verne imaginó el elemento que reemplaza al carbón como combustible, separado del agua para “proporcionar una fuente inagotable de calor y luz”. Se volvió a barajar esta solución en la crisis del petróleo de la década de 1970, cuando se promocionó como la alternativa para los automóviles. Más recientemente, en 2003, el presidente de Estados Unidos George W. Bush mostró su entusiasmo por los vehículos de hidrógeno cuando el mundo empezaba a preocuparse por primera vez en serio por el cambio climático. “Podemos marcar una diferencia fundamental para el futuro de nuestros niños”, dijo.
Una vez destilado, actúa como portador de energía química, igual que el petróleo o el gas
Ahora se ha puesto otra vez de moda, de Estados Unidos a Australia y de la Unión Europea a China. En efecto, durante el año pasado ha habido un torrente casi diario de promesas de financiación gubernamental multimillonarias, pruebas de nuevas tecnologías, desde trenes y aviones hasta calderas domésticas, declaraciones y análisis de la industria. Sin olvidar el apoyo de líderes como el primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson. “Nos resulta difícil seguirles el ritmo a tantas novedades”, admite Simon Bennett, de la Agencia Internacional de Energía.
“La idea de una economía del hidrógeno no es nueva”,
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