MICROPLÁSTICOS: UNA AMENAZA INVISIBLE
Están en todas partes: desde el océano Ártico hasta el Gran Cañón del Colorado. Pueden viajar a través del aire y del agua y su proporción cada vez es más preocupante. Esta diminutas partículas de plástico, que miden hasta 5 milímetros de diámetro, no han dejado de aumentar en las últimas cuatro décadas, según recoge un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medioambiente. Su presencia en los ecosistemas y en los seres vivos que habitan en ellos acrecienta la preocupación sobre los posibles efectos que pueden tener sobre la salud.
Pese a lo que pudiera parecer, no hablamos solo de fragmentos de desechos plásticos que se han ido descomponiendo. También provienen de productos de consumo como pastas de dientes o cremas para la piel. El problema es que, cuando caen por el desagüe, tienden a no filtrarse durante el tratamiento de las aguas residuales y se liberan directamente a océanos, lagos o ríos. Otra fuente son los materiales textiles sintéticos.
Una investigación reciente concluyó que, de una sola prenda, se desprendían en un lavado hasta 1900 fibras microplásticas, y se han hallado algunas de ellas en aguas residuales y en costas cercanas a grandes núcleos de población.
Además, se encuentran en productos industriales como los pellets de resina plástica, una
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