Yul Brynner
Yul Brynner sigue siendo a estas alturas, a pesar del tiempo transcurrido desde su fallecimiento, el cráneo afeitado más famoso del cine.
Nacido en Vladivostok (Rusia), el 11 de julio de 1920 y fallecido en la ciudad de Nueva York (Estados Unidos), el 10 de octubre de 1985, Yuli Borisovich Brynner, 1,73 metros de altura, mirada autoritaria y voz profunda digna de Darth Vader en un mal día, triunfó en el cine de los años cincuenta y sesenta como una de las presencias más fácilmente reconocibles por el público, afincando su fama primero en el exotismo, pero reforzándola rápidamente con un carisma y un talento capaces de abrirle todas las puertas y permitirle producir sus propias películas en competencia con pesos pesados de su época como Burt Lancaster o Kirk Douglas.
Verdades y mentiras
La presencia de Brynner, a tenor de su bien ganado estrellato, se fue confirmando en esas dos décadas del siglo pasado como una garantía para los inversores en el ocio audiovisual de la época. Brynner destacó también por ser uno de los más astutos vendedores de su propia imagen. Su primer paso en ese sentido fue sacarse de la chistera de su imaginación datos falseados de origen, infancia y adolescencia que tenían poco que ver con la realidad, para añadir intriga a su pasado y engatusar a sus seguidores.
De manera que él fue el primero que esgrimió el recurso del exotismo que luego los promotores y productores se ocuparon de potenciar y explotar en sus películas. Control sobre su carrera siempre lo tuvo, y no cabe en su caso mirarle como víctima de las manipulaciones de sus estudios. Hombre inteligente, sabía muy bien y desde muy pronto el mundillo en el que se movía y cómo explotar sus manías y vulnerabilidades.
Cuando estaba arrancando su trayectoria profesional, sumó dos más dos, y, viendo lo competido que estaba alcanzar la categoría de estrella en Hollywood, decidió distinguirse del resto de candidatos sacando partido a sus rasgos físicos: se inventó que había nacido en la isla de Sajalín, que posiblemente se le antojaba un
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