De Prince a Prince y tiro porque me toca
Hay príncipes que son reyes, como el de la página 124, y hay príncipes que nunca llegan a reyes, como el que ves aquí arriba. Hace 33 ) y un reino le esperaba, tarde o temprano. Sin embargo, nada puede quitar lustre a esta portada que bien podría presidir cualquier despacho institucional: pose hierática, bien de medallas y galones, mirada al futuro. En realidad no tiene mérito: era la imagen oficial distribuida por Buckingham Palace. Y es que los estadounidenses siempre han mostrado una admiración fuera de lo común por esa historia europea de castillos medievales, dinastías monárquicas o guerras de religión precisamente porque ellos no tuvieron nunca nada de eso. Y para una vez que lo tuvieron, cuando aquellos lares eran solo las Trece Colonias y rendían pleitesía a Jorge III, se independizaron. “El príncipe solitario”, titulan. Y ¿cómo lo definiríamos ahora? La que manda absolutamente en todo sigue siendo su madre, su hijo mayor tiene las apuestas a su favor para ser el próximo rey de Inglaterra por presión popular y su hijo pequeño se ha largado a Canadá, no quiere saber nada de la familia y concede entrevistas a Oprah. Conclusión: las monarquías tradicionales ya no son lo que eran; Quizá Carlos debería haber probado algo así para llegar a ser, por fin, un rey de verdad.
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