Lady Kitty MANERAS DE ROYAL
“He tenido mucha suerte al trabajar por primera vez en la moda con Domenico y Stefano porque no me han pedido que cambie para encajar en un molde. Siempre me han hecho sentirme bien en mi piel, su ropa es la expresión de la felicidad”
Estaba predestinada a ser carne de tabloide, pero sus famosos padres, Charles Spencer -el hermano pequeño de Lady Di- y la modelo Victoria Atwood, dieron un giro al guion de su vida y cambiaron por completo su historia cuando ella tenía 5 años. La y el aristócrata, huyendo del asedio que los ejercían sobre la (con enfermiza fijación por los duques de Gales), decidieron poner un continente de por medio para sortear el acoso sensacionalista. Así fue como acabaron en la idílica Ciudad del Cabo (Sudáfrica), un auténtico paraísolos formalismos de obligado cumplimiento por haber emparentado de refilón con su graciosa majestad y hasta los zapatos, como ella misma recuerda con cierta nostalgia: «Fue lo mejor que hicieron mis padres, permitieron que creciera libre en un lugar maravilloso. Todos los días me iba con mis amigos al río, bailábamos descalzos en la pradera, subíamos a los árboles, nos escondíamos en el bosque...». La naturaleza se convirtió en una inmensa casa de muñecas en la que el plano del juego y el de la realidad se confundían; y todavía hoy, a sus 30 años, sigue siendo ese refugio terapéutico al que regresar para sumergirse en su mundo y pulsar el botón de pausa. «Siempre le agradeceré a mi madre que nos quedáramos allí», revela antes de ser interrumpida por su representante para evitar que se deslice hacia confesiones más íntimas... Tal vez, sobre el divorcio de sus padres y la vuelta del progenitor a Inglaterra poco después. Su vida familiar -deja claro su agente- está vedada. Los que la flanquean continúan protegiendo a Lady Kitty de la prensa, pese a que ya no es una niña indefensa, sino una joven con las cosas muy claras. Ella misma decidió, en 2012, dejar África para independizarse en Londres, una ciudad en la que no había puesto un pie desde su más tierna infancia. «Me pareció un sitio increíble, todo era nuevo para mí. Yo solía viajar a Gran Bretaña a ver mi padre en vacaciones, pero él vivía en el campo, así que no conocía la capital; cuando aterricé allí fue una aventura superestimulante. Creo que he sido muy afortunada hasta ahora, porque he disfrutado de cada capítulo de mi vida en el momento justo».
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