POR PURO PLACER
E l ocho es el número atómico del oxígeno, el que representa la buena suerte en China y el total de planetas del Sistema Solar. También son los cilindros que tienen los motores de nuestros protagonistas aparentemente antagónicos. Bentley y Mercedes-AMG recurren a propulsores V8 biturbo para impulsar a dos de sus modelos más carismáticos, el Flying Spur y el GT C Roadster. Ambos se han actualizado y en CAR AND DRIVER hemos decidido enfrentarlos en una ‘Prueba de Vértigo’ diferente, para lo cual, desempolvamos el traje de Dolce&Gabanna y nos calzamos las Puma SpeedCat Sparco. A pesar de que el Bentley es una berlina de representación y el Mercedes-AMG un descapotable de dos plazas, estos vehículos son capaces de sacar a la luz los instintos más primarios del ser humano. Para que no dudes del nivel del Bentley, desde la marca dejan claro que su superberlina está pensada para clientes que conducen su propio coche, aunque de forma ocasional, también lo disfrutan desde las plazas traseras. Su 0 a 100 es tan sólo cuatro décimas más lento que el registro que consigue el Mercedes-AMG, y eso que es
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