MEMORIAS DE UN CINÉFILO SIN VOCACIÓN
Nunca tuve vocación cinematográfica. Yo iba para arquitecto, primero, y para algo de económicas, después, pero descubrí que los números se me daban fatal así que no sabía qué hacer hasta que un amigo mío, hijo del realizador José María Elorrieta, me invitó un día al rodaje de su padre, (1964), uno de los primeros western, si no el primero, que se rodaba en España.(Silvio F. Balbuena, 1969) que se rodaba en Portugal, se puso enferma y yo ocupé su lugar, sin tener ni idea de nada. Pero me enganché, y así continúo 53 años después, trabajando primero como meritorio de producción, lo que llamaban ‘traedores’ y luego, años después, como jefe de producción, distribuidor, productor y exhibidor. Estoy profundamente orgulloso de (1972), (1974), (1975), películas espantosas con profesionales maravillosos. Cuando acabamos de rodar en Toledo (1969), el mismo equipo trabajaba al día siguiente en de Buñuel. León Klimovsky fue un ejemplo; rodaba montando, sin un plano que no valiese, en cuatro semanas, con 5.000 metros de película y empleaba solo 3.000. Ahora, cuando se rueda en cine, se utilizan 60.000 metros por lo menos.
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