Charles Laughton
Uno de los grandes. Uno de los mejores actores de la historia. Un imprescindible en muchos títulos imprescindibles de la historia del cine. Y siempre, una fiesta, un circo de tres pistas, un estallido de emociones para el espectador.
Basta con que el lector repase los trabajos de este actor para confirmar todo lo dicho anteriormente. Laughton era infalible. Poseía ese talento para brillar incluso en los papeles más inviables o sosos que se le pusieran por delante, e independientemente del guion o de los diálogos que le tocaran interpretar. Pondré varios ejemplos.
La presentación de su personaje en Testigo de cargo (1957), película en la que por otra parte él y Marlene Dietrich hacen saltar chispas bajo la dirección de Billy Wilder. Laughton fue nominado a un Oscar por este trabajo. Y a un Globo de Oro. Pero fue su esposa, Elsa Lanchester, la que fuera novia de Frankenstein a las órdenes de James Whale en 1935, la que se ganó un Globo de Oro en la categoría de Mejor Actriz de Reparto. Se habían casado el 9 de febrero de 1929 y su matrimonio duró hasta el momento de la muerte de Laughton, en 1962.
Laughton hilarantemente cínico dando vida a un sagaz y veterano abogado que se salta su convalecencia para defender a un tipo que tiene todas las papeletas para ser culpable, interpretado por Tyrone Power en uno de sus mejores trabajos. ¿Por qué acepta ese caso? Porque es una excusa para escapar de su carcelera. Es un breve pero delicioso espectáculo ver a Laughton cuando se enfrenta con Lanchester interpretando a la enfermera privada que ejerce como enérgica guardiana de su salud le dieron brillo y vida como nunca antes a la obra de Agatha Christie en la que se basaba la película, y encontraron en Wilder el mejor canalizador de ese duelo humorístico que sirve como pórtico a la intriga de la película propiamente dicha.
Otro actor británico le quitó el premio a Laughton de las manos, Alec Guinness (alias Obi-Wan Kenobi), por su trabajo en El
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