WORDS OF FAITH AND DEVOTION
n estos tiempos de cambio, distanciamiento e incertidumbre, ¿qué es lo que te mantiene cuerdo?, ¿cuál es la esperanza del futuro?, ¿cuál es tu pilar para seguir caminando?, ¿a qué le tienes devoción? Estas interrogantes nos invitan a una introspección sobre cómo nos hemos sostenido en este 2020 y cómo afrontaremos el año que está por comenzar. Cuatro personalidades nos comparten sus respuestas con. Si algo positivo saca de lo que ha pasado este año es el reto creativo. “Espero que podamos seguir creando en el sentido de dejar de confiar en lo que nos daba cierta solidez y seguridad; atrevernos a ponernos en lugares en donde, quizá, tengamos metas distintas y esto nos pueda llevar a ser más empáticos. En esto estamos todos”. Por su parte, el actor de , Darío Yazbek, hace una reflexión desde otra perspectiva. “La devoción es una entrega en la que uno se da completamente y es incondicional”, afirma. “Mi trabajo me exige ser devoto a cada personaje porque si no lo doy todo, no sale. Es un amor total y a veces es muy exhaustivo”. Sobre cómo ha conservado la serenidad en este año, explica que el silencio ha sido clave. “Me ha mantenido cuerdo la reflexión. Siempre me ha gustado estar conmigo mismo sin pronunciar palabra. Tener momentos de profunda introspección sirve para combatir miedos e inseguridades”, revela. “Es probable que en el 2021 todo siga igual y que no regresemos al mundo como lo conocíamos. Tengo fe en que habrá una especie de filtro y las cosas van a empezar a tomar su lugar. Esto me emociona. Si de algo sirve este año es para filtrar: personas y proyectos que no eran para uno”. Para Alejandra Capetillo, y amante de la moda, la devoción es entregarse a algo con pasión. “Se la tengo a mi familia y a todo lo que me gusta hacer relacionado con lo . Desde que era pequeña y acompañaba a mi mamá –Bibi Gaytán– a sus eventos y sesiones de fotos, supe que el esti– lismo me apasionaba”, confiesa. Este año lo ha aprovechado para cimentar lo que será su marca de ropa (para ello estudia negocios internacionales), en donde se involucrará desde el proceso creativo hasta la parte de negocio. “Mi motor ha sido estar bien conmigo misma. Al estarlo, tengo una motivación y puedo estar bien con los demás. La lección que aprendí con todo esto es que, a pesar de todo lo malo, le puedes encontrar algo positivo a las situaciones”. Mientras tanto, la escritora y periodista Fernanda Aragonés lo tiene claro: “Le tengo devoción a mi hija y a mis libros. Me acompañan todo el tiempo”, asegura. “Hay cuatro cosas que me han mantenido a flote: 1) La gravedad de la situación. La resiliencia entró en automático. Es un instinto de supervivencia que siempre he desarrollado. 2) Escribir. 3) Meditar. 4) Ver a mi hija”, afirma. Para ella, escribir un libro y estar con un hijo es parecido en el sentido de que es un proceso de reinventar varias veces sobre un mismo tema; como un lenguaje. Creamos y nos comunicamos a partir de los hijos y eso es justo lo que se hace al escribir un poema. “Mi parte infantil también me ha salvado. Esta niña interior que cree que siempre va a haber un mundo por inventar, algo que escribir, una nueva aventura con mi hija. Aprendes a que tu imaginación te saque a flote. Crear un mundo imaginario en el que puedes mantenerte a salvo”, revela.
