Érase una vez Un Planeta…
Hace muchos, muchos años -90 para ser exactos-, el astrónomo estadounidense Clyde Tombaugh realizaba una búsqueda exhaustiva para encontrar al Planeta X, un objeto transneptuniano (es decir, situado más allá de Neptuno, el octavo planeta del Sistema Solar) predicho por Percival Lowell y Elizabeth Williams con base en las matemáticas.
Al revisar las fotografías de la misma sección del cielo que había tomado desde abril de 1929 con un astrotelescopio de 330 mm diseñado para tomar imágenes (un astrógrafo), Tombaugh se dio cuenta de que había un objeto que transitaba en ellas. Pero no creas que era una imagen supernítida: el objeto se veía como un puntito borroso.
Si fuera algo muy lejano, parecería estacionario (no cambiaría de posición). Este, en cambio, transitaba y su órbita lo situaba más o menos donde Lowell había dicho que debía ubicarse el Planeta X, lo que eliminaba la posibilidad de que fuera un asteroide, ¿Y entonces? Sólo había una posibilidad: ese 18 de febrero de 1939 ¡había descubierto al noveno planeta de nuestro Sistema Solar!
Nunca fue X
Después de llamarlo Plutón (que aún buscamos y del que ya te contamos en esta
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