El arte de los alquimistas
Hace 36 años Idili Lezcano fundaba Alqvimia, que entre otros fines aseguraba perseguir la transformación social y personal. Hoy la dirige su hija Drolma Lizcano que, siguiendo los pasos de su padre, asegura que “lo más importante para mí no es ganar dinero, sino hacer una cosmética natural transformadora, que no tenga sólo efectos a nivel físico, sino también personal”. Cuando empezaron eran él, su mujer y su maestro, y hoy son 50 trabajadores. No tenían muchos recursos pero sí ilusión. Entre sus máximas está la de no endeudarse. Y siguen sin deber nada a los bancos.
Sin duda, Alqvimia es una empresa diferente. Y lo es no sólo por sus principios, sino por sus productos, su forma de elaborarlos y la forma de dirigir la compañía, basada en los principios de la holocracia, un sistema de organización donde la toma de decisiones y la autoridad en
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