LA ROMA NIZACIÓN
A fines del siglo II a.C., la grave crisis de la República romana afectaba a todos los frentes. El Senado veía el predominio de sus miembros más conservadoramente reaccionarios, la corrupción era general en la administración, las capas populares habían perdido todos los beneficios conseguidos en la etapa de los Gracos y el ejército se hallaba desmoralizado. Además, grandes contingentes de bárbaros (cimbrios y teutones) amenazaban las fronteras del noroeste, y Roma no conseguía dar fin a las guerras norteafricanas contra Yugurta. Aprovechando esta coyuntura, se sucedían las rebeliones de celtíberos y lusitanos, controladas in extremis por los ejércitos romanos. De las campañas de Cayo Valerio Flaco se recuerda la matanza de hasta 20.000 celtíberos, la destrucción de varias ciudades y la venta de poblaciones completas como esclavos.
Los indígenas que no conseguían tierras en los repartos no veían más salida que trabajar en las explotaciones mineras para los publicanos (arrendadores) romanos, o integrarse en el ejército romano como unidades auxiliares. Durante el siglo I a.C., Hispania se vio envuelta en los conflictos civiles del fin de la República, pues no fue ajena a las disputas políticas y militares desatadas en o aristócratas encabezado por Lucio Cornelio Sila, su futuro político quedó sellado definitivamente.
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