MÁS RÁPIDO QUE LA VELOCIDAD DEL SONIDO
LA COMPAÑÍA BOOM TIENE INTENCIÓN DE VOLAR A VELOCIDAD SUPERSÓNICA CON EL OVERTURE, UN AVIÓN DE PASAJEROS DE 55 ASIENTOS (EL CONCORDE TENÍA 100) CON LAS COMODIDADES DE LA CLASE BUSINESS A PRECIOS DE BUSINESS O ECONOMY PREMIUM
Blake Scholl no lo entiende. “Se me hace extraño que en el pasado existiera el vuelo supersónico de pasajeros y ahora no”, asegura el fundador y CEO de Boom, la empresa aeronáutica que está construyendo el jet supersónico para pasajeros más rápido del mundo. “Es como si hubiéramos retrocedido. Yo veo los programas supersónicos del pasado como algo parecido a los alunizajes. ¿Por qué fuimos a la Luna? En realidad fue para demostrar que la tecnología occidental era mejor que la soviética. Cuando se emprende una misión de ese tipo se pueden lograr cosas tecnológicamente increíbles en muy poco tiempo. Y esa fue esencialmente la idea que subyacía en el Concorde. Estaba muy, pero que muy adelantado a su tiempo”.
El Concorde era el hermoso avión supersónico anglofrancés que, al igual que el primer alunizaje, celebró su 50 aniversario el año pasado. Su primer vuelo tuvo lugar en 1969 –tres meses después que el Tupolev Tu-144, su rival soviético–. Enseguida se convirtió en un símbolo de futuro, al ser capaz de volar entre Londres o París y Nueva York en unas tres horas, algo que hizo durante 27 años. “Usaba demasiado combustible, resultaba muy caro y por eso llevaba muchos asientos desocupados”, argumenta Scholl sobre la jubilación anticipada que sufrió el avión, aunque el debate sobre su viabilidad comercial sigue vivo hoy en día. Cuando, en el año 2000, uno de los 14 aviones Concorde se estrelló en París –no por culpa de la nave en sí, sino de unos escombros
