Revolución RIHANNA
Encontrarte por primera vez con una superestrella te ataca los nervios. Nunca sabes qué esperar. Así que, como es natural –incluso teniendo relajantes vistas del río Hudson desde lo alto de un estudio fotográfico de Manhattan–, el día que la conocí me sentía algo ansiosa. Entonces llegó el ascensor, se abrió la puerta y apareció Rihanna. Era el año 2007 y yo era asistente de redacción en la sección de belleza. Rihanna acababa de lanzar su muy exitoso tercer disco, y ya era una de las artistas más famosas del mundo. Así que me fijé con atención en cómo paseaba tranquilamente como si acabase de bajarse del metro, con una sudadera con capucha, vaqueros y un gorro de lana, y con dos de sus chicas de Barbados acompañándola. Estrechó la mano de todos y cada uno de los miembros del equipo, saludando con una sonrisa
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