RIHANNA
Es complicado saber dónde está la verdadera Rihanna (Bridgetown, Barbados, 1988). En la marioneta sensual, la baladista vulnerable, la mente calculadora, la agresiva dominatrix, la gamberra impenitente. En la artista que "puede convertir a las mujeres heterosexuales en lesbianas", como resume Kanye West. Básicamente, la barbadense ha puesto todo su empeño en combatir estos tópicos orquestando cada nueva aparición –en videos, galas, revistas o redes sociales–siempre diametralmente opuesta a la anterior. Pero parece sentirse razonablemente cómoda en cada registro. Como lo estaba en el papel de la adolescente caribeña de rizos angelicales que irrumpió en la industria con 17 años, infestada de melodías tropicales y buen ritmo, y también en el de amazona de poderosa sexualidad
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