NUEVO ORDEN MUNDIAL
Se van expresando los postulados del Nuevo Orden Mundial. Millones de personas en el planeta experimentan los efectos de un programa político previsible, incluso anunciado. El fenómeno planetario de una pandemia ha conducido a la subordinación consentida de una mayoría aplastante de ciudadanos. Se ha instalado un régimen político de control centralizado de manera casi inadvertida para la población.
El encierro forzoso o la restricción de movilidad se convierte en un recurso frecuente y casi rutinario.
Se normalizan los permisos de circulación y se justifican otras restricciones a los derechos. Los gobiernos se arrogan superpoderes.
La salud se convierte en religión de Estado. El dogma, monopolizado por un anónimo «comité de expertos», se erige como el único pensamiento autorizado.
Se despliega una atroz vigilancia cibernética de los ciudadanos y arrecia la censura de las plataformas en Internet.
En este panorama, la sociedad se desconcierta con una súbita inversión de los roles: los sectores «reaccionarios » defienden las antiguas libertades constitucionales, y los sectores «progresistas » abrazan el emergente Estado policial. El nuevo escenario es tan desconcertante que se ha convertido en un pantano para el viejo esquema de división
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