TRABAJO EN LA RETAGUARDIA
Si importante es la primera línea de batalla en un conflicto, no lo es menos la retaguardia, ese segundo nivel que se ocupa de restañar las heridas físicas y emocionales de los frentes y que trata de mantener la vida y la actividad de los países y sociedades arrasados por las guerras.
Por la tradicional masculinización de los ejércitos, una parte vital del peso de esas retaguardias, de la responsabilidad de hacer que la vida continúe, ha recaído sobre las mujeres. Y si ha habido un conflicto contemporáneo en el que la intervención femenina ha destacado tanto en las trincheras como en la segunda línea, ese ha sido la Guerra Civil española. Decenas de mujeres españolas y extranjeras mantuvieron el día a día de los tres años de lucha y contribuyeron a construir el discurso de la igualdad y a mostrar una manera competente, y distinta, de hacer las cosas en campos tan diversos como los medios de comunicación, los partidos políticos y sindicatos, el propio ejército, los trasnportes o el ámbito sanitario.
Si bien en el lado franquista estos ejemplos femeninos son más escasos, por el repliegue al ámbito doméstico impuesto por la ideología de los sublevados, en los territorios leales a la República las mujeres brillaron en su particular batalla por demostrar su capacidad y competencia, uno más de los derechos y libertades en juego en el conflicto.
MUJERES EN LA PRENSA…
El alzamiento provocó, por ejemplo, la huida del director de al exilio, lo que devino en el nombramiento de la primera directora de un periódico en España: la periodista gallega María Luz Morales. Morales, licenciada en Filosofía y Letras, había dado sus primeros pasos, que dirigió desde 1921. Sus ensayos le permitirían unirse a en 1923.
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