UN SUFRAGIO LIMITADO
n 1924, no por presiones del movimiento feminista sino con intención de atraerse su voto, el dictador Miguel promulgó una ley que concedía el sufragio activo, así como ser elegibles, a la mujeres solteras mayores de 23 años y a las viudas; no así a las casadas ni a las prostitutas. Quedaba patente el paternalismo y la discriminación hacia la esposa, recluida en sus menesteres domésticos y sometida siempre al veredicto ideológico de su marido. En 1925, por primera vez se haría campaña, tanto en las derechas como en las izquierdas, para obtener ese filón de millón y medio de votos. Las elecciones, empero, no llegaron a celebrarse. Un Parlamento subsiguiente, de simple carácter consultivo, contaría en 1927 con trece mujeres de variada ideología y profesión. La primera mujer en tomar la palabra en el Congreso de los Diputados fue Concepción Loring, el 23 de noviembre de ese año. Escaso saldo; con todo, la mujer acababa de entrar en el sistema político español.
Estás leyendo una previsualización, suscríbete para leer más.
Comienza tus 30 días gratuitos