¿VISTO PARA SENTENCIA?
DE QUÉ VA: Un joven abogado se trasladará a Alabama para defender a presos condenados por error. Así conoce a Walter McMillian, un hombre que espera en el corredor de la muerte por un crimen que no cometió.
“ DE LA HISTORIA, ME IMPACTÓ LA DESCRIPCIÓN TAN REALISTA DE UN SISTEMA ROTO EN EL QUE NO SE PODÍA CONFIAR”.
Conocimos a Destin Daniel Cretton (Haiku, Hawái, 1978) gracias a su segunda película, que se convirtió en uno de los grandes fenómenos del cine indie de 2013. En ella, vertió sus experiencias como cuidador en un centro de acogida para menores en situación de precariedad yque también giraban en torno a esa idea –la protagonista tenía que hacerse a sí misma después de criarse en el seno de una familia disfuncional–, regresa para ofrecer otra versión alrededor de esta cuestión sociológica, pero desde una perspectiva mucho más terrible y dramática: la de un hombre negro que fue arrestado y condenado a muerte por un crimen que no cometió en uno de los estados con más tradición segregacionista, Alabama. Se llamaba Walter McMillian y fue arrestado en junio de 1987 acusado del asesinato de una joven blanca, Ronda Morrison, de 18 años. Las pruebas contra él eran inexistentes y además carecía de antecedentes, pero la policía y la fiscalía coaccionaron a testigos falsos para que declararan en su contra. Con toda seguridad habría muerto en la silla eléctrica si no hubiera sido por un abogado recién licenciado, Bryan Stevenson, decidido a utilizar su carrera para ayudar a los prisioneros más desfavorecidos que no tenían dinero para pagarse una defensa justa.
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