CEREBROS MÍSTICOS
Mientras miraba por la ventana del Apolo 14 en el viaje de regreso a la Tierra, el fallecido astronauta Edgar Mitchell –la sexta persona en pisar la Luna– experimentó una unión mística. Empezó con un abrumador sentimiento de conexión, como si todos los planetas y todas las personas de todos los tiempos estuviesen unidos por una especie de red invisible. Tuvo la sensación de formar parte de un enorme campo de fuerza que conectaba a todas las personas, así como sus intenciones y pensamientos, y toda forma de materia animada e inanimada: cualquier cosa que hiciera o pensara influiría en el resto del cosmos, y todo aquello que ocurriese en el cosmos tendría un efecto similar sobre él. Tuvo la sensación visceral de estar extendiéndose físicamente hacia los confines del universo. Según Abraham Maslow –fundador y principal exponentes de la psicología humanista–, cuando uno entra plenamente en la experiencia cumbre, con cada poro de su ser, deja atrás su propia esencia corpórea. Edgar Mitchell se había trasladado a un espacio que estaba más allá de la noción del aquí y ahora.
Maslow también detalla otro fenómeno: una sensación de conocimiento interior, «una percepción directa de la naturaleza de la realidad que se valida a sí misma», en palabras de William James. Es como si la persona que tuviese esta experiencia accediese a alguna clave del universo secreta y extraordinaria. A raíz de este atisbo, se hace consciente de la perfección del
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