Política de austeridad
En un mundo que se transformó en un caos, la austeridad en arte es política. Para algunos, sirve como medio de advertencia. Para otros, como arma de lucha. Abandonar los colores por los tonos neutros, los brillos por materiales sobrios…
La moda desfilaba con tapabocas, en ese martes lluvioso de febrero. Los anteojos de seguridad y los zapatos de recorrían la pasarela. Cubriéndolo todo como una coraza o una armadura, la indumentaria permitía que el cuerpo se moviera en un medio hostil. Con amuletos, llaves y dijes colgando de Marine Serre. Hacía ya un año, sus figuras posapocalípticas se habían refugiado en los sótanos de la comuna francesa Issy-les-Moulineaux. Trescientos sesenta y cinco días más tarde, la diseñadora las hizo emerger: pasada la etapa de crisis, ¿qué quedará de las personas si no es su creatividad? En las butacas, periodistas, influenciadores y compradores desearon creer en la película de anticipación, en que la realidad alcanzó a la ficción textil. Estaban enmascarados, en ese martes de febrero en el que el coronavirus se aceleraba.
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