REVIVIR UN CLÁSICO
brió por primera vez en 1929 -coincidiendo con el lanzamiento de la línea ferroviaria París-Lyon-Marsella-, para convertirse pronto en un icono del en su tiempo. Ahora, su espectacular fachada vuelve del estudio de arquitectura Naço, conservando, eso sí, todo su carácter e innata majestuosidad. No en vano se trataba de renovar un hotel legendario del sur de Francia, para lo que se mantuvo intacta la estructura de hormigón y se transformó por completo el interior, aunque respetando la escalera, los arcos y el ascensor como testigos de sus días de gloria. Un total de 53 habitaciones, spa, dos piscinas (interior y exterior), tres restaurantes, ocho villas, jacuzzi, … Son algunas de las muchas comodidades que ofrece L’Imperator, en un interiorismo donde predominan la madera, el mármol y el latón, con un fuerte protagonismo de los espejos y las transparencias y la blancura de la piedra caliza de la región, que aporta la nota mediterránea.
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