El coronavirus: la joya de la política antimigratoria de Trump
La pandemia del coronavirus ha sido la excusa perfecta del gobierno de Donald Trump para suspender el proceso de asilo a los migrantes que llegan a su frontera sur huyendo de violencia y persecución, la mayoría proveniente del Triángulo del Norte de Centroamérica (Honduras, El Salvador y Guatemala), así como de estados mexicanos como Guerrero y Michoacán.
El pasado 20 de marzo, cuando la Casa Blanca anunció el cierre de la frontera con México a “viajes no esenciales”, el secretario de Salud, Alex M. Azar II, dijo que los migrantes representaban un peligro para la salud de los patrulleros fronterizos y de los centros de detención. Lo que Azar se calló es que, justo ese día, Estados Unidos contaba con más 17 mil casos confirmados de coronavirus, mientras que en México y en el Triángulo del Norte de Centroamérica había sólo 201.
En la primera parte de este ensayo explicamos cómo el cierre parcial de la frontera por el coronavirus es la culminación de los esfuerzos incesantes del gobierno de Trump por frenar el derecho a la protección humanitaria para los migrantes que llegan a su frontera sur. En la segunda parte exponemos cómo Washington ha logrado exportar la responsabilidad de los migrantes que solicitan
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