EL DIOS DEL WOD
Al entrar al célebre gimnasio CrossFit Torian en Brisbane, Australia, en un día muy cálido, no es el múltiple campeón, Rich Froning quien llama mi atención. Bueno, sí lo es pero no. Mi mirada de inmediato se dirige a un mural de 2.5 metros de alto de su rostro; un sorprendente tributo a uno de los pioneros de este deporte, y una imponente imagen que resulta perfecta como bienvenida a uno de los boxes más importantes de ese país.
“No sé por qué eligieron una imagen de mí en la que aparezco tan enojado”, dice Froning, cuya actitud relajada contrasta con la expresión del mural que lo celebra. Sólo hay dos pinturas en los muros de Torian, la de Froning y otra de Tia Toomey, la heroína local, quien también se encuentra aquí, observando su propia imagen en la pared.
En realidad no es sorprendente que el rostro de Froning adorne la pared de un gimnasio al otro lado del mundo de Tennessee, de donde es oriundo. El deporte del CrossFit no sería el culto que es hoy sin él. El término GOAT (el mejor de todos los tiempos, por sus siglas en inglés) se emplea demasiado en la actualidad, y en un deporte tan joven como el CrossFit, quizá sea algo ingenuo celebrar a un solo atleta por encima de los demás. Pero dadas las extraordinarias demandas físicas del “deporte del fitness”, posiblemente valga la pena hacer una excepción. Después de todo, se necesita un cierto tipo de hombre, con una determinación especial
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