ADIÓS, SUPERACORAZADOS
Mar 16, 2020
3 minutos
XAVIER VILALTELLA
mediados del siglo xix, la aplicación de la propulsión a vapor en buques de guerra posibilitó el nacimiento de un “rey de los mares”. La potencia añadida permitía a las naves cargar con más blindaje y capacidad de fuego. Había nacido el acorazado, y los viejos navíos de línea, con sus cascos de madera, ya no eran rival. Durante la guerra ruso-japonesa (1904-1905) y la Primera Guerra Mundial (1914-1918) era ya el arma central de todas las flotas. De esas contiendas surgiría
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