EMPRENDER SIENDO ELLA: LA INTRINCADA SENDA
Ser ella. Mujer de entre 25 y 34 años, con estudios universitarios. Serlo a la hora de emprender. La realidad debería ser otra, pero la que tenemos sigue demostrando que el camino de la mujer en el mundo del emprendimiento ha sido y suele ser más angosto y pedregoso que el que transita un hombre por el mero hecho de serlo. No es baladí que la definición que hace la Real Academia Española del vocablo ‘emprender’ contenga dos términos reveladores: ‘dificultad’ y ‘peligro’. Lo que no explican los académicos porque ya lo hace esa realidad que mencionamos –la empírica y la estadística– es que el grado de dificultad se eleva cuando la que emprende es una mujer. Se le aplican baremos masculinizados.
“A la figura del emprendedor muchas veces se le atribuyen características típicamente masculinas y se identifica como una persona heroica, individualista, competitiva, alguien que toma riesgos”, explica a Forbes la directora del Esade Entrepreneurship
Institute, Lisa Hehenberger. Por esta razón, continúa, “si la imagen que tenemos de un emprendedor es de un hombre con cierto perfil, emprender?”. Ana Pérez, ingeniera aeroespacial con dos décadas de experiencia en la industria, cofundadora de Canard Drones y CEO de Drone Hopper, asegura a que “nosotras tenemos que demostrar lo que valemos mucho más que un hombre y una barrera que hay que superar es el rol de la mujer de éxito como figura agresiva, despiadada y mandona”.
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