Fátima, víctima de todas las violencias
“Para Fátima, con cariño. No te preocupes porque el que te hizo daño lo pagara tarde o temprano se te ara gusticia” (sic), dice una carta que, junto con un dulce, dejó una compañera de clase en un altar improvisado afuera de la escuela Enrique C. Rébsamen a la niña de siete años que fue secuestrada, sometida a abuso sexual y asesinada en la alcaldía Xochimilco.
Sobre la mesa pegada al portón de la escuela donde ella cursaba el primer grado, hay más cartas, dulces, pulseras, flores y globos blancos. Arriba, la foto de Fátima Cecilia Aldrighetti Antón. La misma imagen que fue difundida en el anuncio de la Alerta AMBER y que fue colocada sobre su féretro en su funeral.
Su hermana Karla Antón recuerda que soñaba ser doctora “para ayudar a los niños enfermos” o millonaria “para darles casa y que no sufrieran”. En entrevista con , la joven de 18 años describe a Fátima como “una niña muy noble”. Sus
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