Desfile de modas... ¡fuera de órbita!
La carrera espacial fue literalmente una competencia entre la antigua Unión Soviética (la URSS estaba formada por 15 repúblicas hoy independientes —entre ellas Rusia—) y Estados Unidos para ver quién mandaba primero a un humano fuera de la atmósfera terrestre (ganó la URSS) y quién pisaba primero la Luna (ganó EUA). Para tratar de superar al otro, cada país desarrolló su propia tecnología para naves, equipos y... trajes espaciales –elementos para todo viaje fuera de nuestro planeta–.
No es una moda cósmica
El traje de astronauta puede verse raro, ser voluminoso y parecer incómodo, pero es importantísimo: es un escudo protector ante las condiciones espaciales más extremas: temperaturas altísimas (120 ºC) o heladas (-100 ºC), nada de oxígeno (quedarías inconsciente en 15 segundos), baja presión, micrometeoritos y rayos cósmicos (partículas subatómicas que viajan casi a la velocidad de la luz y son muy dañinas para la vida).
A pesar de verse superfuerte, el traje en realidad es frágil, dura poco —cada cierto tiempo debe ser cambiado— y no está diseñado para mantener a su usuario con vida durante un tiempo relativamente largo.
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