¿Quién gana entre una cobra, una cobra real o una boa de la arena -todas muy pero muy venenosas- y una mangosta (un animalito parecido a los perritos de la pradera y como del tamaño de un gato doméstico)? Ya verás…
Las mangostas -mamíferos pequeños, peluditos y carnívoros- viven en África y el sur de Eurasia y tienen una característica muy peculiar: el veneno de las serpientes y los escorpiones les hace los mandados.
Casi todos los mamíferos somos muy sensibles a las neurotoxinas de las serpientes venenosas -nos causan desde dolor e hinchazón hasta la muerte-, pero como a las mangostas no les hace nada se enfrentan a ellas con poca preocupación y en muchos casos las incluyen en el menú de su cena. Esto se debe a que tienen una mutación en un receptor llamado “AcChoR” (“receptor nicotínico de acetilcolina”, por si quieres el nombre completo), que impide que las neurotoxinas de las víboras se unan (se agarren) a ciertas proteínas y causen daños, lo que es interesantísimo para