AHÍ TE APARTO AL LAGARTO
Aveces te refieres a los dinosaurios llamándolos “reptiles”. Y cuando pasa una lagartija corriendo sobre la barda o se trepa a un árbol, también dices que es un reptil. Pero estarás de acuerdo en que, aunque ambos sean reptiles, no son del mismo tipo.
Esto viene al caso porque te vamos a contar una historia que empieza hace mucho, mucho tiempo: en aquella época (y hablamos de hace unos 350 millones de años) surgieron en nuestro planeta los amniotas, que todavía no eran reptiles a pesar de que parecían lagartijas, pero tampoco eran anfibios.
Su éxito evolutivo –y la razón por la que se te atravesó corriendo esa lagartija hoy– estaba en los huevos que ponían (y siguen poniendo): los dejaban en tierra seca, no en el agua, lo que permitió su reproducción ovípara en el medio terrestre (te contaremos de esto más adelante).
Apenas 30 millones de años después, los amniotas se dividieron en dos grupos: los sinápsidos (que eventualmente dieron origen a los mamíferos) y los saurópsidos, que evolucionaron en reptiles, dinosaurios y aves.
¿Viste cómo sí era una historia muy antigua?
REPTILES EXITOSOS
Volviendo a nuestro tema, te contamos de los saurópsidos porque los lagartos (también llamados lacertilios) descienden de ellos, pero lo que no te hemos dicho es que son un suborden de los(entre amigos se les llama “escamosos”),
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