DISTINCIÓN EN LA EXPERIENCIA SENSORIAL DE TOMAR UN BUEN CAFÉ
Piense en un olor, uno que le transporte a otra época, que le sirva de palanca para un flashback: el del pan recién horneado, por ejemplo, el de una crema determinada o un perfume que le recuerde a alguien, y uno ineludible, el del café recién hecho. Porque, le guste o no le guste el café –pero, vamos a ver, ¡a quién no le puede gustar!– no hay nada más maravilloso que su aroma. Que todo lo inunda y que anuncia un nuevo día por delante.
Es cierto que en España no hemos tenido un gran café ni una enorme cultura sobre el mismo. Hasta hace bien poco, de hecho, el café que se ofrecía en la mayor parte de los restaurantes y bares del territorio nacional era más bien
