Honestidad brutal
Apr 01, 2019
3 minutos
Por Roberto Juanes
Fotografía Jaime López Cano
EN EL MADRILEÑO barrio de Chueca, a pocos metros de DSTAgE –el restaurante que regenta–, el chef Diego Guerrero (Vitoria, 1975) nos recibe en su casa, levantada en lo que otrora fuese un convento. Lo hace guitarra en mano –una Gibson L-1 réplica de la que usaba el Robert Johnson–, mientras de fondo suena una agradable melodía de blues. Más que la cocina, como cabría esperar de manera inocente, lo que sorprende es primero su colección de zapatillas y, después, una estantería repleta de libros y discos. “Siempre me ha atraído la
Estás leyendo una previsualización, suscríbete para leer más.
Comienza tus 30 días gratuitos