COLECCIONISTA DE HUESO COLORADO
Mira las fotos de una licencia de conducir y las risas estarán garantizadas. Las mejillas protuberantes y los peinados horribles, todo en un mismo retrato. James Glickenhaus, estadounidense, bien establecido ex director de Hollywood, dueño de un equipo de competencias, coleccionista de autos, fabricante de súper autos deportivos, aventurero y caballero a la vieja usanza, abre su billetera y señala una credencial avejentada que hay dentro. “Mi licencia de manejo. ¡Miren!”. Hace 50 años parecía un bravucón con cabellera larga, barba completa y una mirada feroz.
A pesar de la apariencia de revolucionario, Glickenhaus, hijo de un renombrado y extremadamente próspero gurú de Wall Street, nunca quiso cambiar el sistema ni mucho menos hacer que el mundo girase al revés. En lugar de eso, él ya sentía una gran atracción por los autos estilizados, de preferencia de Maranello. “Cuando era joven, cada sábado iba directo al concesionario Ferrari de Luigi Chinetti”, comenta, “12 millas de ida y 12 de regreso solo para ver los autos y, muchas veces, con la aprobación
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